Los centros de datos modulares –prefabricados o en contenedores– comienzan a ganar terreno en compañías que necesitan desplegar infraestructura rápidamente o en zonas alejadas.
Los centros de datos modulares son una alternativa perfecta para regiones como América Latina, donde las organizaciones deben desplegar rápidamente infraestructura de comunicaciones y almacenamiento en lugares remotos, de difícil acceso o que no cuentan con los materiales apropiados para la adecuación de esta clase de instalaciones. Al ser elaborados dentro de contenedores, las empresas tienen la posibilidad de personalizarlos, trasladarlos hasta el lugar de conveniencia y comenzar a utilizarlos tan pronto como los reciben.
Las perspectivas de crecimiento en la utilización de esta clase de centros de datos por organizaciones de todas partes del planeta y en diversas industrias son muy dicientes. Según un estudio de la analista MarketsandMarkets, el mercado global de centros de datos modulares crecerá desde $6.520 millones de dólares en 2014 hasta más de $26.000 millones de dólares al finalizar 2019, con un crecimiento anual promedio de 31,9%. Una tendencia que no es ajena para América Latina.
En la actualidad, en el mercado se pueden encontrar dos clases básicas de centros de datos modulares, a partir de su elaboración: los portátiles en contenedores y los módulos prefabricados.
Los más populares son los portátiles que se construyen al interior de contenedores. Además de ser durables y fáciles de modificar, estos cuentan con sistemas eléctricos y de enfriamiento integrados a la carrocería lo que les permite gestionar servidores, equipos para almacenamiento y elementos de red, sin necesidad de componentes adicionales.
La gran ventaja de este concepto radica en la facilidad que brinda para trasladarlo hasta lugares donde difícilmente podría realizarse una construcción tradicional, por falta de mano de obra calificada o de materiales adecuados. Por ejemplo, los centros de datos en contenedores han comenzado a ser vistos como alternativas viables en pozos petroleros, campos mineros, actividades agroindustriales y en entidades bancarias que buscan llegar hasta nuevos mercados, entre otros.
Si bien el exterior de estos centros de datos es igual al de contenedores de carga tradicional, el interior es un preciso montaje que cuenta con la infraestructura para provisión de energía eléctrica, enfriamiento y ventilación, así como seguridad, comparables a los de una instalación convencional. Su configuración resiste fenómenos naturales, ventaja que se logra gracias al uso de materiales y pinturas resistentes a altas temperaturas y corrosión.
Por otra parte están los centros de datos modulares prefabricados. Similares a los juguetes de ‘Lego’, están formados por módulos que integran las diferentes funciones de un centro de datos y que se unen de acuerdo con las necesidades particulares de cada empresa. Así por ejemplo, si la organización tiene un crecimiento mayor al esperado, solo debe adquirir más módulos para satisfacer sus necesidades de almacenamiento o conectividad. En este caso, la organización debe disponer de un lugar físico para ubicar los módulos (que cuentan con sistemas propios de refrigeración y energía).
Muchas ventajas, con ciertas desventajas
Los analistas concuerdan en señalar que el mayor factor para la adopción de los centros de datos modulares es la velocidad en su desarrollo y puesta en marcha. De hecho, representantes de Schneider Electrics resaltan que el tiempo de entrega de estas clases de centros de datos totalmente funcionales está entre 12 y 16 semanas, desde la emisión de la orden de compra. Esto es 60% más rápido que el tiempo que debe destinarse para la construcción de uno tradicional.
A esto se suma la gran escalabilidad que ofrecen: Los administradores pueden cambiar, quitar o agregar componentes rápidamente, para contar con mayor espacio o trasladar la unidad hasta una nueva ubicación.
Al combinar componentes estándar con economías de escala en su elaboración, los fabricantes están en capacidad de ofrecer centros de datos modulares por un costo que compensa –y en ocasiones reduce– la inversión en la construcción de una instalación tradicional con características similares. Eso sí, en todos los casos muestran una reducción en costos de propiedad hasta del 25%. Los principales fabricantes en este mercado son Cisco, HP, IBM, Dell Schneider Electrics, SGI y Bladeroom.
Estos centros han sido diseñados para optimizar la densidad de los equipos instalados, lo cual además se traduce en sistemas más eficientes de refrigeración y mayores ahorros en energía. Así, de acuerdo con la organización Greener Ideal, ofrecen una menor huella ambiental y son más amables con las iniciativas ecológicas de varios países.
Ahora bien, los centros de datos modulares también tienen algunos retos por superar, en especial dentro de empresas que ya cuentan con algún centro de datos propios. Por ejemplo, no cuentan con espacio adicional para reubicar componentes de otras locaciones, al tiempo que deben responder a un cuidadoso análisis de riesgos para evitar que los recursos no atiendan las verdaderas necesidades del negocio.
Así pues, estos centros de datos se presentan como una de las alternativas para tener en cuenta por grandes empresas de América Latina. Al fin y al cabo, la flexibilidad que requieren para llevar sus negocios hasta regiones apartadas bien vale el costo de su elaboración.