Sin duda, Internet de las Cosas (IoT) es la siguiente gran innovación. Gartner estima que para 2020, habrá 26 mil millones de dispositivos conectados a IoT que producirán increíbles cantidades de datos cada segundo. Esto hará parecer pequeños los 7 mil 300 millones estimados de dispositivos de cómputo tradicionales – PC, tabletas, smartphones – que se espera estén conectados para 2020.
Este tesoro de datos presenta tremendas oportunidades para aquellos que estén preparados para utilizarlos. La pregunta es, ¿Cómo pueden los gobiernos desarrollar análisis significativos y producir información accionable a partir de estos datos que beneficie a los ciudadanos? Mucho del esfuerzo actual en IoT se ha enfocado en administrar los dispositivos finales que producen datos. Pero Internet de las Cosas no se trata de los sensores; se trata de los datos que esos sensores producen.
El análisis ligado ya nos ayuda a entender las relaciones entre una persona relevante y otras personas, lugares y cosas. Los departamentos de policía ya utilizan Sistemas de Información Geográfica para identificar áreas con alta tasa de crímenes y colocar a “policías en esos puntos”. Pero, ¿Qué pasaría si pudiéramos correlacionar datos históricos del clima con estadísticas criminales y análisis de sentimientos para predecir cuándo y dónde pueden esperarse ciertos tipos de actividad? Los medidores inteligentes pueden dar seguimiento al uso de energía en el hogar; ¿Qué pasaría si estos datos pudieran ser utilizados para identificar casas vacías que están en riesgo de sufrir vandalismo e incendios provocados? Datos sobre las señales de tránsito ya se utilizan para entender los patrones del mismo; ¿Qué pasaría si estos datos pudieran combinarse con calendarios de eventos públicos y medios sociales para anticipar problemas de tráfico en cualquier día, hora y ubicación?
Los grandes retos de utilizar Big Data de manera efectiva son la visibilidad y la escala. Primero, hacer visibles los datos para que puedan ser utilizados requiere saber qué datos se generan, quién los posee y dónde residen, y en qué formato están. Al comenzar con esto, los científicos de datos pueden normalizar los datos y hacer la correlación y análisis que proveen relaciones para los usuarios. Pero ganar visibilidad no es necesariamente una tarea simple – los datos residen no sólo en sistemas o silos separados, también son controlados por diferentes entidades políticas y administrativas. Los datos de uso de energía pertenecen a las empresas de servicios, que pueden ser públicas o privadas, y la información del tránsito pertenece al departamento de tránsito. Ambos pueden ser útiles para la policía, pero los departamentos de policía tendrán que cruzar fronteras administrativas para acceder a ellos.
Segundo, la misma escala de los datos involucrados puede ser abrumadora. Los sensores pueden producir millones de muestras por segundo, lo que requiere una gran capacidad de almacenamiento. Las demandas de almacenamiento pueden ser compuestas por la necesidad de mantener datos históricos. Los análisis en tiempo real o casi en tiempo real pueden ser valiosos, pero el valor crece conforme los datos históricos son utilizados para identificar y proyectar tendencias.
Para aprovechar las oportunidades ofrecidas por IoT para mejorar los servicios ciudadanos, las agencias deberán tener la capacidad de almacenamiento y cómputo para administrar Big Data proveniente de múltiples fuentes y producir análisis accionables. Hay tres importantes pasos para habilitar a su ciudad, departamento o agencia para que haga esto:
Entender qué datos están disponibles y qué quieren hacer con ellos. Esto incluirá datos desde sus propios sensores y sistemas, pero también puede incluir eso desde otros departamentos y organizaciones. También puede incluir datos de código abierto que pueden ser seleccionados de redes sociales que pueden brindar información sobre sentimientos y actividades del público.
Desarrollar una plataforma escalable para almacenamiento y análisis. No todos los datos que utilizan estarán bajo su administración, y es poco probable que estén en un solo lugar. Esto requiere no solo capacidad de almacenamiento, también de un sistema para acceder y correlacionar datos desde diferentes fuentes y en diferentes formatos. Los servicios en la nube pueden ser una gran opción para montar esta plataforma, y brindar la escalabilidad, flexibilidad y economía para aprovechar los datos de maneras innovadoras.
Determinar lo que brindan a los ciudadanos a cambio de acceso a los datos. La meta final debe ser brindar valor a los ciudadanos, y esto es lo más importante cuando ustedes utilizan datos manejados por los ciudadanos, como aquellos que vienen de mediciones inteligentes y medios sociales. Un cambio cultural y generacional ocurre en estos momentos en el que los “nativos digitales” se sienten cada vez más cómodos con compartir información, pero esa voluntad de compartir depende al final de la propuesta de valor que se ofrezca.
Cuando todo está conectado, significa que todo, sin importar lo insignificante, se convertirá en una fuente de datos. La información no relacionada de manera aparente, que va desde temperaturas y señales de tránsito a uso de energía y generación de basura, podría revelar relaciones que antes no habían sido vistas y que pueden llevar a mejores servicios ciudadanos y una mejor seguridad pública. Conforme los gobiernos trabajan hacia un mejor entendimiento, utilización y exploración de esos recursos de datos, se mueven hacia una sociedad más conectada y protegida.