¿Tarjeta o Nube? Esa es la pregunta que con mayor frecuencia se harán los consumidores y negocios a sí mismos al pensar en almacenar y compartir sus videos, fotos y otros archivos- ya sea subir los archivos a la nube o guardarlos en un dispositivo de almacenamiento local como en una tarjeta microSD, una tarjeta de memoria, una tarjeta SD, un USB de alta capacidad o incluso en un dispositivo de estado sólido.
La respuesta impulsiva e inmediata sería la nube. ¿Acaso no todo se sube la nube? Además, compañías como Google y Box ofrecen gigabytes de almacenamiento gratis.
La idea de almacenamiento “gratuito” parece ser una situación ganar-ganar para los consumidores, especialmente a la luz de los avances tecnológicos de hoy en día en videos y fotos que proporcionan claridad, profundidad y color increíble- lo cual deriva en archivos significativamente más grandes.
Pero resulta que no hay tal cosa como un gigabyte gratis.
La cuota invisible
El almacenamiento en la nube puede ser gratis, pero las cuotas de la red para transferir videos o fotos a la nube pueden acumularse rápidamente a una cantidad significativa cada mes, sobre todo porque muchos dispositivos inteligentes son capaces de tomar videos y fotos en alta resolución- grandes archivos que se gastarán los datos rápidamente durante la transferencia de los dispositivos conectados a la nube.
La mayoría de estas transferencias se realizan a través de redes 4G, lo cual hace que el uso de datos sea aún más invisible debido a las rápidas velocidades en las que se cargan o descargan archivos.
Tan sólo uno de cinco clientes móviles pagó cargos por exceso en la segunda mitad del 2015, de acuerdo a un estudio por Cowen & Company en enero de 2016. Ese número es aún mayor entre usuarios de tabletas: 24 por ciento de los usuarios con 4G pagó una cuota por exceso en el mismo periodo de tiempo, según el estudio.
Existe un número de factores que contribuyen a este aumento en el uso de datos y a la necesidad de los consumidores de contar con un almacenamiento que se pueda ampliar en lugar o a la par de la nube.
Todos somos fotógrafos
Parcialmente responsable del boom en el uso de datos es el renovado interés por la fotografía digital, de la mano de las cámaras de alta calidad que la mayoría de las personas llevan en la bolsa de su pantalón en forma de smartphone.
Desde 1826, cuando se tomó la primera foto, la fotografía ha pasado por una completa transformación. Globalmente, estamos capturando más de 1 trillón de imágenes al año, o 114 millones por hora, lo que equivale a una enorme cantidad de datos. La gran mayoría de estas fotos son capturadas por teléfonos o cámaras digitales; de hecho IDC estima que para el 2019, 90% de todas las imágenes vendrán de teléfonos móviles. Tomar fotos con teléfonos móviles hace que sea fácil cargar, publicar y compartir las imágenes, pero el aumento constante de megapíxeles, resolución y tamaño significa un mayor uso de datos también.
Sin embargo, hay una serie de opciones de almacenamiento físico que pueden ayudar a los consumidores a no limitarse a la memoria estándar de fábrica y evitar problemas por exceso de cuotas. Muchos usuarios toman ventaja del almacenamiento extraíble, como por ejemplo tarjetas de memoria microSD o unidades USB duales especialmente diseñadas para dispositivos que no ofrecen más almacenamiento. La amplia variedad de productos disponibles no sólo permite a los usuarios aumentar rápidamente la capacidad de almacenamiento del dispositivo, sino que también proporciona una forma eficiente para respaldar el contenido sin depender de los límites de datos o intensidad de la red.
Además, el almacenamiento físico puede ayudar en cuanto a las preocupaciones de seguridad. Si los consumidores están preocupados por la posibilidad de subir contenido personal a la nube, las opciones de almacenamiento como tarjetas de memoria microSD y tarjetas SD pueden alivianar esas preocupaciones, garantizando a los consumidores que los datos están seguros y a la mano.
Contenido bajo demanda
No se puede negar que los dispositivos inteligentes tienen acceso a un vasto depósito de música, imágenes y videos que ningún individuo podría igualar, pero ser capaz de encontrar algo no siempre se traduce en su fácil visualización o acceso.
Las redes trabajan durante todo el día para aumentar y fortalecer la intensidad de la señal, pero mientras tanto, el apetito creciente por contenido nunca para. La construcción, ampliación y mejoramiento de redes requiere de equipos y permisos de trabajo, cables de fibra transcontinentales y antenas. Las empresas siguen mejorando las redes, pero la lentitud de las redes aún es un riesgo, especialmente durante horas pico. Además, los archivos que se descargan o se transmiten directamente desde sitios aumentan en tamaño por el contenido ampliamente disponible.
En estas situaciones el almacenamiento local como tarjetas de memoria microSD y tarjetas SD pueden proporcionar a los usuarios una forma libre de frustración para acceder a música, imágenes o videos con poca o ninguna demora. Nunca hay necesidad de preocuparse por las horas pico, la velocidad de Internet o el tiempo. Además, dada la tecnología de las tarjetas de hoy en día, los usuarios pueden fácilmente ver contenido de ultra alta definición en 4k sin retraso – algo que requeriría una conexión de banda ancha de alta calidad.
La casa inteligente
A medida que el Internet de las Cosas, por sus siglas en inglés IoT, continúa extendiéndose en el hogar, el almacenamiento local se verá favorecido aún más en la nube. Habrá una gran cantidad de objetos reuniendo muchos más datos de lo que actualmente recogemos, y muy probablemente habrá que tener acciones sobre esos datos.
Los dispositivos se adaptan a nuestros hogares por sus ajustes y análisis instantáneos – no hay tiempo para enviarlo a la nube. Aunque estos dispositivos necesitan procesadores rápidos, al contar con almacenamiento local propio les ayudará a asegurar que los datos almacenados se puedan acceder de forma rápida y segura.
“Necesitamos pensar en diferentes arquitecturas”, dijo Bridget Karlin de Intel en un reciente episodio del podcast “Internet of Things with Game Changers”. Karlin estima que 40% de los datos provenientes de IoT se almacenarán, se analizarán y vivirán de manera efectiva en los dispositivos del hogar. Esto en lugar de que los datos se suban de manera centralizada a un centro de datos y así reducir al mínimo el tiempo de espera de los usuarios.
El poder en sus manos
Los consumidores rara vez piensan acerca de dónde están siendo almacenados físicamente sus datos. Sus principales preocupaciones son si es seguro, si está disponible cuando lo necesitan, de fácil acceso y confiable. Las redes inalámbricas y acceso a Internet ofrecen grandes oportunidades para crear, guardar y compartir, pero no las mismas oportunidades en cuanto a almacenamiento.
Mientras sigan existiendo dudas sobre datos, redes inalámbricas y problemas de seguridad siempre habrá retos para recuperar contenido a través de redes abiertas.
La capacidad de almacenar contenido de forma local será necesario, siempre y cuando la creación y el consumo de datos continúe creciendo.
Ya sea que los usuarios estén buscando capturar momentos, disfrutar de entretenimiento digital, o deseen una casa que piense por sí sola, hay opciones de almacenamiento local, tales como tarjetas de memoria microSD, disponibles en el mercado o próximas en salir. Son una parte fundamental para crear una experiencia consistente, agradable y sin contratiempos. ¿Cuándo utilizar tarjetas de memoria o la nube?