Millones de dispositivos y chips embebidos en todo tipo de objetos conectados a la Red están dando forma a lo que se conoce como la Internet de las Cosas o IoT, tendencia cada vez más tangible, y que, según Gartner, se materializará este año en casi cinco mil millones de cosas ya conectadas en todo el planeta.
Más allá de lo llamativo que resulta pensar en los objetos o cosas interconectadas, lo relevante es el flujo de datos que generará y cómo éstos pueden ayudar no sólo a automatizar o mejorar procesos, sino también a tomar mejores y más rápidas decisiones. La IoT nos llama la atención porque cada cosa, objeto o máquina tendrá muy luego un número IP, pero lo central de este mundo interconectado no son los dispositivos sino la información, con todo lo que eso significa.
Como ya lo plantea hoy el Big Data, que incrementa el volumen de datos empresarial en forma exponencial; la IoT significará aumentar, en el corto plazo, aún más el desafío de gestionar, almacenar y procesar esa serie de nuevos datos, lo cual también será, al mismo tiempo, una oportunidad para explotarlos y convertirlos en información que agregue valor al negocio.
Al existir más datos, habrá más variables para analizar contextos, optimizar procesos y tomar mejores y más rápidas decisiones. Por ello, las aplicaciones analíticas jugarán un rol clave en los negocios, ya que permitirán convertir esos datos en información. La estrategia deberá apuntar a cómo jerarquizar y valorizar distintos tipos de datos que sean útiles para la organización y contar con los servicios y aplicaciones que lo hagan posible.
Impacto en la vida cotidiana y mercados verticales
Aunque aún parecen poco visibles en términos masivos las tecnologías de la IoT, existen sectores donde ya se vienen aplicando hace años y seguirán consolidándose. Según Gartner los principales mercados verticales asociados a IoT en 2015 son: el sector manufacturero, el de los servicios públicos y el de transporte los cuales a nivel mundial ya cuentan con 736 millones de cosas conectadas. Esto cambiaría rápidamente ya que se prevé que los servicios públicos pasarán al primer lugar en 2020, seguido de manufactura y gobierno, con 1.700 millones de cosas conectadas.
A mi juicio, esto da algunas luces de las aplicaciones más inmediatas de la IoT, donde destacan los servicios públicos, que pronto comenzarán a usar medidores inteligentes que entregarán datos precisos e inmediatos del consumo de los usuarios de gas, electricidad o agua, pero el impacto será amplio. Existen sectores de negocios o tipos de empresas que serán los primeros beneficiados con los dispositivos y chips conectados de la IoT, pero hay que pensar en que todas, tarde o temprano, terminarán beneficiándose, no sólo en términos de automatización de muchas tareas, sino en conocer mejor a sus clientes,integrarse en forma óptima con la cadena de valor, mejorar procesos internos, reducir costos e incluso crear nuevos productos o servicios.
Creo que la seguridad es otro ámbito donde el Big Data y la IoT también cambiará las estrategias de las organizaciones, ya que se verán obligadas a proteger esos dispositivos. A fines de 2017, según Gartner, más del 20% de las empresas tendrá servicios de seguridad digitales dedicados al resguardo de dispositivos y servicios asociados a la IoT.
A nivel latinoamericano, IDC estima que en 2015 habrá 291 millones de objetos conectados, cifra que representa un 20% de crecimiento respecto del año 2014. Este año será de despegue para la IoT en América Latina, ya que como prevé IDC, alrededor de la mitad de las empresas considerará alguna iniciativa relacionada con esta tendencia. Según la consultora para el año 2020 deberían existir cerca de 600 millones de cosas conectadas.
El Valor de los datos y la Nube
Tradicionalmente, las aplicaciones analíticas han estado basadas en las fuentes de datos estructurados, pero que a partir del Big Data y la IoT muchos datos no estructurados se convertirán en relevantes para realizar análisis. Los datos no estructurados son los provenientes de redes sociales, imágenes y blogs, entre otros, y en su mayoría provienen desde afuera de la organización. Sin embargo, algunos de esos datos pueden ser registrados internamente, como las notas, correos electrónicos y/o las grabaciones del call center, por ejemplo. Esos datos pueden resultar cruciales para captar mejor las tendencias de los mercados o realizar análisis predictivos.
La integración de los datos no estructurados con los estructurados supone un filtro previo, porque no todo dato de este tipo será importante. Hay que considerar que los datos que manejarán las empresas en un 80% será externo. Por ello, una vez filtrados estos datos se integrarán manualmente por así decirlo, en algunos casos, o mediante potentes plataformas de inteligencia de negocios, en otros, con los datos estructurados.
Lo que está claro es que va a cambiar la forma de obtención de datos y la generación de información a partir de estos y es clave que el proceso de adaptación de las empresas comience lo antes posible. Es fundamental entender que las ventajas competitivas más relevantes las tendrán aquellas empresas capaces de entender tendencias y necesidades ocultas en la información no estructurada que inundará a las organizaciones. IDC estima que de los datos externos en 2020, las empresas considerarán cerca de un tercio para realizar análisis de negocios.
Hay que destacar que es posible desde hoy que muchas herramientas analíticas orientadas al Big Data puedan ser también la base para generar soluciones relacionadas con el análisis de datos de la IoT. Un rol clave en esto estará dado por los servicios basados en la nube, que permitirán a las empresas soportar la gestión y procesamientos de datos en altos volúmenes con mayor flexibilidad y a menores costos que hacerlo sólo con infraestructura propia. De hecho, IDC estima que las aplicaciones de Big Data y analíticos basados en la nube crecerán entre los años 2015 y 2020, tres veces más rápido que las soluciones on-premise.