Por Stephen Orban, Director de Estrategia para Empresa de Amazon Web Services.
Empecé a desarrollar mi propio punto de vista sobre las arquitecturas híbridas cuando, siendo CIO, lideraba la entrega de muchas soluciones empresariales basadas en servicios en la nube.
Durante los últimos cinco meses he tenido la oportunidad de estar presente en decenas de conversaciones con CIO y CTO de grandes compañías, que han dado forma aún más a mi pensamiento sobre este tema. Al mismo tiempo, he leído muchos artículos y blogs que hablan y discuten sobre arquitecturas híbridas y tengo la sensación de que no toda la industria entiende por igual cómo son las arquitecturas híbridas que usan la nube.
Las compañías que están adoptando las tecnologías cloud lo hacen por muchas y diferentes razones. Quienes usan la nube se han beneficiado de una mayor agilidad, menores costes y un alcance global. Para muchos de los CIO con los que he hablado, realmente se reduce a su capacidad para canalizar importante recursos de áreas que no aportan al negocio hacia otras áreas que sí lo hacen. En otras palabras, dejar de lado el trabajo engorroso de mantener una infraestructura y que no diferencia a una empresa de su competencia, para centrarse en los productos y servicios por los que una empresa es conocida.
Dicho esto, la mayoría de las organizaciones TI han creado infraestructuras y gobernanzas que operan ellos mismos. He hablado con muchos CIOs que quieren migrar su infraestructura a la nube lo antes posible, pero se dan cuenta de que la total adopción de la nube es un viaje que lleva su tiempo. A lo largo de ese viaje, las compañías necesitan seguir manteniendo sus sistemas operativos y sacar el máximo partido a las inversiones que han hecho. En mi post sobre el viaje empresarial hacia la nube, hablo sobre cómo las empresas usan AWS Virtual Private Cloud (VPC) y Direct Connect para ampliar sus infraestructuras físicas existente (on-premise) con AWS para crear una arquitectura híbrida. Ésta es la arquitectura híbrida que, para mí, tiene más sentido de todas, y el paso que muchas empresas están dando con el fin de maximizar sus beneficios en la nube.
Más allá de esto, la conversación sobre lo híbrido es algo complicada. Veo tres tendencias en los comentarios de mercado que pueden sonar bien al principio, pero que no se sostienen una vez que empiezas a profundizar en las capas. Estos tres mitos son:
Mito uno: Lo híbrido es un destino permanente. Permanente es un adjetivo muy fuerte para describir este punto de vista. Las grandes empresas con un legado importante de sistemas podrán tener arquitecturas cloud híbridas durante un tiempo, seguramente años. El viaje hacia la nube de cada empresa será diferente, y cada una se moverá al ritmo con el que se encuentre cómoda. Además, me resulta difícil imaginar un futuro en el que muchas compañías tengan y gestionen sus propios centros de datos. Seguramente tarde más de tres años, pero estoy seguro de que ocurrirá en menos de 15 años. Hay, por lo menos, cuatro factores que están influyendo y acelerando esta transición:
- Las economías de escala que logran los proveedores cloud está continuamente creciendo con la adopción. Estos beneficios, de una manera u otra, beneficiarán a los consumidores cloud.
- El ritmo de innovación de las tecnologías en la nube no tiene precedentes. AWS ha anunciado cerca de 515 mejoras en 2014, prácticamente doblando el ritmo de innovación de los últimos 3 años.
- Las tecnologías de las que dependen las empresas para poner en marcha su negocio (correo electrónico, productividad, Recurso Humanos, CRM, etc.) están cada vez más construidas en la nube.
- Las tecnologías y empresas creadas para ayudar a las compañías a migrar a la nube, están creciendo rápidamente en número. Para hacerte una idea, échale un vistazo a AWS Marketplace y AWS Partner Network.
Mito dos: Lo híbrido te permite mover fluidamente aplicaciones de infraestructura propias (on-premise) a la nube. En apariencia, esto parece muy atractivo, pero hay un error fundamental en esta frase. Asume que las infraestructuras en la nube y las on-premises tienen la misma capacidad. Valoro el hecho de que muchas compañías se han equipado correctamente para gestionar su infraestructura. Al mismo tiempo, las empresas se están moviendo a la nube por las prestaciones y capacidades que sus centros de datos no tienen: elasticidad real, seguridad, pago por uso y el constante flujo de innovación. Si sólo permites que tus aplicaciones puedan trabajar fluidamente entre tu centro de datos y la nube, entonces estarás limitándote a la funcionalidad del mínimo común denominador.
Mito tres: Lo híbrido te permite mover eficazmente tus aplicaciones entre varios proveedores cloud. Hay un matiz en este argumento que creo que conviene explorar. Las empresas están utilizando diferentes soluciones cloud para satisfacer las necesidades de su negocio. Esto, generalmente, incluye un combinado de servicios de infraestructura así como soluciones empaquetadas que se ejecutan en otro lugar que no sea el propio centro de datos de la empresa (y, en muchas ocasiones, en AWS). Esto tiene sentido. Los responsables IT deberían echar un ojo al problema que están intentando solucionar y seleccionar la mejor herramienta para resolverlo teniendo en cuenta sus limitaciones.
Lo que me asusta es cuando las empresas caen en la trampa de intentar tener una única aplicación que trabaje en múltiples y diferentes proveedores cloud. Entiendo porqué los ingenieros se sienten atraídos por esto: es todo un logro para un ingeniero desarrollar la vinculación que se necesita para que trabajen juntas nubes diferentes. Desgraciadamente, este esfuerzo se come las ganancias en productividad que atrajeron a la empresa a la nube. Siempre pienso que esto es como volver de nuevo a la casilla de salida. En lugar de gestionar tu propia infraestructura, ahora estás gestionando los matices entre muchas otras. Como en el mito dos, esto también limita la funcionalidad al mínimo común denominador.
Entiendo también que las empresas pueden seguir este camino para mantener cierta presión sobre sus proveedores y para evitar estar limitados a un solo proveedor. Por un lado, debatiría el riesgo de que uno de los grandes proveedores de cloud desaparezca, y parece poco probable que la dirección de la industria de informática en la nube vaya hacia tácticas de negocio punitivas. Por otro lado, creo que hay una mejor forma de reducir esta preocupación. Las empresas que diseñan sus aplicaciones utilizando técnicas de automatización conocidas serán capaces de reproducir fielmente sus entornos. Estas buenas prácticas son las que permiten sacar ventaja de las propiedades elásticas de la nube y separarán la aplicación de la infraestructura. Si se hace bien, será una carga menor cambiar a un proveedor cloud diferente si hay suficientes razones para hacerlo.
Las elecciones tecnológicas no son siempre fáciles y, en muchas ocasiones, son imperfectas. Crear una arquitectura híbrida no tiene porqué serlo. Revista Cloud Computing