La consolidación del outsourcing y las posibilidades tecnológicas que brindan el acceso a la nube, la virtualización y el Big Data están impactando decisivamente sobre el papel de los CIO. Claves y desafíos para un rol en plena transformación.
La tendencia empresarial al outsourcing en el sector de TI no es una noticia nueva. Sin embargo, todas las cifras indican que se trata de un ascenso sostenido, impulsado y consolidado a partir de las bondades de la tecnología. El acceso a la nube, la virtualización y el creciente empleo del “Big Data” están detrás de este fenómeno y nadie objeta sus principales beneficios: las empresas no sólo ganan en escalabilidad sino que potencian sus capacidades en diversas áreas.
Este escenario, sin embargo, no debería hacernos olvidar que la instrumentación del outsourcing sigue siendo una tarea difícil. Esto se vuelve particularmente complicado cuando, en palabras del experto indio Arun Goyal, los ejecutivos asimilan conceptualmente el outsourcing con reducción de costos. Por fortuna, cada vez son más los líderes de negocios que comienzan a entender que la disminución de los costos es un beneficio secundario del outsourcing antes que su principal virtud.
Ahora bien, ¿cuál es el nuevo rol de los CIO en este contexto? ¿Deben repensar sus estrategias de outsourcing y, si es así, en qué sentido? No hay respuestas universales ni una serie de procedimientos a seguir pero el cambio es conceptual. Se trata, esencialmente, de sustituir la noción de proveedores de servicios por la de socios estratégicos. En línea con esta idea, deben buscarse alianzas que potencien la flexibilidad para diseñar negocios.
Soluciones y gestiones
Por todo esto, es evidente que la gestión estratégica del outsourcing se ha convertido en un reto ineludible para los CIO de hoy, quienes, como nunca antes, tienen a su disposición un enorme abanico de soluciones informáticas para llevar a cabo sus tareas. El grado de eficiencia de esas herramientas incluso ha llevado a muchos a hablar de “CIOs freelance”, un tipo de puesto sobre el cual hay posiciones divergentes.
Más allá de esa clasificación, lo cierto es que el acceso a vastas y complejas aplicaciones tecnológicas está reconfigurando el mundo corporativo y esa transformación alcanza también al papel que desempeñan los CIO. Así, las herramientas que le permiten a un CIO mantener una relación fluida, constante y detallista con sus socios y proveedores le exigen perfeccionarse cada vez más en el manejo de plataformas de gestión remota.
En este contexto, queda claro que el CIO se asemeja cada vez más a un manager de plataformas. Este nuevo perfil no implica que otras cualidades vitales pasen a segundo plano ni que su rol se oriente esproporcionadamente hacia la automatización digital. Sin embargo, lo que sí se torna imprescindible es contar con paquetes de software de administración eficaz, adaptado a las necesidades de la compañía y orientado a monitorear los procesos y resultados que el propio CIO ha definido como prioritarios.