En los primeros años de la popularización de Internet todos queríamos discos duros más y más grandes para coleccionar lo que encontrábamos en la red: películas, series, música, juegos, programas… Nos bajábamos todo, aunque nunca lo fuéramos a disfrutar. Así que parecía importante contar con discos enormes, y muchas personas adquirían varios unidades externas para guardar todo tipo de contenidos.
Pero la novedad ha ido pasando, Internet ha evolucionado y, ahora mismo, no resulta relevante el almacenamiento local de los gadgets. Que un smartphone o tablet sólo ofrezca 32 GB es perfectamente razonable, que un ordenador disponga de sólo 256 GB tampoco supone un problema.
Esto ha sido posible gracias Internet, porque ahora todo se almacena en la nube, en servidores remotos. Ya sean archivos personales o contenidos, no tiene sentido guardarlo por nosotros mismoa. Así que vamos a echar un ojo a cómo hemos llegado a esta situación. Veremos que los dispositivos de almacenamiento han evolucionado, comprobaremos qué ofrece ahora Internet para sustituirlos y conoceremos las distintas opciones para guardar nuestros archivos. Comienza nuestro análisis:
El cambio del HDD al SSD
Desde hace décadas los datos se almacenan en HDD (Hard Disk Drive), lo que popularmente se conoce como un disco duro. Siempre queremos unidades más grandes, y los fabricantes han ido cumpliendo con nuestras exigencias. Sin embargo, los discos duros tradicionales sufren limitaciones. Se basan en el giro mecánico de una placa circular, en la que una aguja lee y graba datos. Por desgracia, la física impone ciertos límites, y los discos duros ya resultan muy lentos para las necesidades de los dispositivos actuales. Además, el que incluyan partes móviles los vuelve más propensos a roturas y accidentes, especialmente si los montan los gadgets que llevamos con nosotros encima.
Detalle de un disco duro
Así que han surgido los SSD, una alternativa sin partes móviles y mucho más rápida. Se integran en ordenadores de gama alta, ya sean portátiles o sobremesa, pero en unos años todos los modelos los usarán. En móviles y tablets se suele usar memoria flash más lenta, pero basada en los mismos principios, y que poco a poco va mejorando. En ambos casos, estos componentes tienen un precio mucho más alto por gigabyte de datos que los discos duros tradicionales. Así que se plantea una disyuntiva: si queremos que nuestros dispositivos funcionen de forma fluida, debemos renunciar a mucho espacio para guardar nuestros ficheros.
Todo está en la nube
¿Cómo podemos almacenar todo nuestros datos con unidades SSD y memorias flash tan pequeñas? Habrá quien recurra a discos duros HDD externos, pero creo que eso se ha vuelto innecesario a día de hoy. El almacenamiento interno tiene que quedar reservado a aplicaciones y archivos en los que trabajemos, el contenido (personal o de entretenimiento) debe estar en la nube.
Por ejemplo, nuestra música, series y películas las podemos disfrutar en Internet. Obviamente, los piratas no estarán por la labor de pagar para acceder a productos de ocio, pero a estas alturas creo que esa forma de pensar no tiene sentido. Para disfrutar de música casi sin límites existen Spotify o YouTube, y para las series o las películas contamos con YOMVI o Wuaki.tv, a la espera de que Netflix llegue a más mercados. Así que no encuentro necesario descargar y almacenar cientos de gigas de multimedia por medio de clientes de BitTorrent.
Servidores de Internet
Ventajas… e inconvenientes
La gran ventaja de subir todo a la nube es tenerlo disponible en cualquier lugar en el que haya Internet… y el gran problema es precisamente esa gran dependencia de la red. En cualquier caso, a día de hoy, casi todo el mundo está conectado las 24 horas del día. Además, se vuelve necesaria una conexión de una cierta velocidad, y la subida inicial de archivos suele tardar días… o semanas. Pero, en general, los archivos estarán más seguros en servidores gestionados por profesionales que en tu hogar o lugar de trabajo. De todas formas, si se tratan de datos extremadamente delicados, no puedes descartar que alguien espíe tu cuenta o acceda a ella sin autorización aprovechando alguna vulnerabilidad.
En cualquier caso, el almacenamiento en la nube ha dejado atrás al local. Ahora, en cualquier dispositivo, sólo quiero espacio para instalar el sistema operativo y las aplicaciones, no importa que sólo cuente con 32 GB libres. Que tampoco es que los programas resulten pequeños, sobre todo en el caso de los juegos. Pero a día de hoy, los contenidos (música, series, películas…) se consumen en streaming, y nuestros archivos personales deben estar en Internet: es lo más práctico, seguro y, en ocasiones, hasta acaba saliendo barato.